OTOÑO EN LOS MONTES DE TOLEDO

Aunque meteorológicamente le está costando, el otoño ya llegó. Las esperadas lluvias están siendo, por el momento, escasas en los Montes de Toledo, por lo que apenas si se ven algunas setas y hongos. Sin embargo un paseo por los pinares, robledales, encinares... siempre reconforta al cuerpo y al alma. 
Aquí dejo una muestra de las visitas al río Tiétar, junto al puente romano de La Iglesuela, al norte de la provincia de Toledo, al pinar de Orgaz y Marjaliza y al robledo de Las Navillas, ambos al sur de la provincia de Toledo.

 Eléctricos colores.

 Preciosa baya roja del tamaño de un guisante. 

Moras de una zarza y una enorme macrolepiota junto al río Tiétar.

Pequeñísimos líquenes, una florecilla y un hermoso gamo cerca de Marjaliza.

Del culo al plato. 
Perdón por el título de esta foto, pero resulta que estas pequeñas setas (desconozco si son comestibles, aunque supongo que no) nacieron de una boñiga de vaca.

Monumental tronco de uno de los robles cercanos al camino, más adelante veréis la foto de otro enorme roble, verdaderos señores de Las Navillas. 
La hojas de los robles en esta estación del año presentan una paleta variada de tonos verdes y ocres.
Verde esponjoso es el musgo que ya con la humedad de las primeras aguas revive del ardiente verano.

La amanita muscaria, venenosa pero no mortal, es alucinógena. Abajo un ejemplar que empieza a salir. Arriba una bella y sabrosa seta a la que ha mordido un duende del bosque; si se presta atención, en la derecha del sombrero se puede observar la huella dejada por la dentadura de las diminutas bocas de los escurridizos hombrecillos que viven en los bosques.

Gracias por pararse a mirar el reportaje. Animo a salir al campo a disfrutar de las imágenes y de los olores (que aquí no salen) del otoño. Pero, por favor, salgamos al campo y respetémoslo, intentando dejarlo como estaba, o mejor y más limpio que cuando llegamos.