Excelente microclima el del Valle del Tiétar. Esta Semana Santa, y después de un chaparrón mañanero, me metí, literalmente, debajo de un naranjo que rebosaba de flores de azahar y donde algunas ya dejaban asomar lo que para el otoño serán hermosas naranjas.
Esta simpática mosca estuvo jugando al escondite conmigo un buen rato.
Miré como se abrían los cielos...
y me encontré con la cigüeña
Las hojas quedaron cubiertas de gotas de agua cristalinas.
Repito, para el otoño serán hermosas y dulces naranjas.
Y de propina dos flores de un manzano y otras dos que salieron al encuentro en el paseo de la tarde.